martes, 1 de mayo de 2012

No es un suicidio, sino la muerte de un modelo – y II

Tampoco estoy de acuerdo con el profesor Paul Krugman al respecto de su último libro “¡Acabad ya con esta crisis” (End This Depression Now!) que se publicará próximamente en España, obra de la El País Negocios reprodujo un capítulo el pasado 29.04.2012. En un punto del mismo argumenta el autor que el fin del boom inmobiliario ha abocado a España a una situación en la que tiene que volver a la Industria, pero le es extraordinariamente difícil debido a que la industria española no es competitiva y, como España está en el euro, no puede devaluar, por lo que la única opción para ganar esa competitividad radica en reducir los salarios.
De entrada queda diáfana la consideración que el premio Nobel tiene de la Industria española: sólo puede competir rebajando salarios debido a que la productividad del sector industrial del reino es tan baja que le impide ganar competitividad a través de esa vía. Con eso estoy de acuerdo: en términos medios la productividad española es patética. Pero el profesor obvia totalmente que en España existen clusters, zonas de actividad y empresas, donde eso no es cierto, zonas y compañías que deberían ser potenciadas. Por otra parte pienso que supone retroceder décadas que un país del ámbito occidental base su competitividad en los niveles salariales ya que, por ejemplo, España nunca podrá competir en salarios con, por ejemplo, Marruecos.
¿Ganar competitividad bajando salarios?. Miren lo que dice Alessandro Beneton en una entrevista que el mismo medio publica unas páginas más adelante
Pregunta. ¿Qué puede hacer la industria europea en un momento así?Respuesta. Ser práctica. Debemos cambiar cosas si no funcionan. Si tratamos solo de competir con los costes laborales no iremos a ninguna parte”.
La realidad es más peor: tan sólo algunas zonas en España tienen posibilidades de poder competir en el entorno internacional, y terrible sería para España que el euro se fuese al traste tal y como parece desear el profesor Krugman, al menos este euro, el problema es que no tenemos otro. Terrible sería para España debido al paraguas que para España el Euro supone: recuerden: el 40% subirían los costes en España si se reimplantase la peseta; ¿la razón?, la enorme dependencia exterior de la economía española.
En otro punto del capítulo el profesor Krugman habla de la burrada que supuso la igualación de los riesgos de todas las deudas públicas de los miembros de la eurozona una vez el euro entró en funcionamiento, y efectivamente, fue una burrada, pero burrada que se produjo porque ese era el único camino para que los excedentes de capital de Alemania, Francia, Suiza, UK y otros países entre los que se encuentra USA, vinieran a los PIIGS, sobre todo a España a fin de obtener una rentabilidad que en sus países era imposible que consiguieran. La consecuencia de eso fue que España y el resto de los PIIGS crecieron, mucho, muchísimo lo que supuso … ¡un aumento espectacular de la importación de bienes y servicios procedentes de los países que nos habían prestado. Los símbolos más simbólicos de ese proceso fueron el material rodante del AVE y el Porsche Cayenne.
Es decir, el euro se formó para favorecer el comercio y estabilizar Europa, y a los PIIGS les dejaron entrar para tenernles vigilados y para que fuesen fuentes de negocio, pero en el caso de España, por ejemplo, no haber entrado hubiese tenido consecuencias terribles porque la especulación financiera internacional hubiese abrasado a España ya que el 65% de su comercio exterior España lo realiza con Europa. Lo que no explica el profesor Krugman es que a USA nunca le hizo ninguna gracia el euro porque podía llegar a suponer una competencia a su dólar como moneda de reserva y unidad de cuenta mundiales.
Tampoco, pienso, el autor cuenta toda la película cuando habla de los aumentos salariales habidos en España. Cierto: en la década siguiente a la implantación del euro los salarios ajustados a la productividad en España aumentaron el 35%, pero ajustados a la inflación tan sólo un 0,7% anual. Y también cierto: en puridad los salarios monetarios no hubieran tenido que crecer nada, incluso tenían que haber decrecido porque la productividad española era ridículamente reducida, pero si eso hubiese sido así … ¿quién hubiese adquirido las viviendas que se financiaban con los créditos foráneos y quien hubiera adquirido los bienes que en cascada llegaban a España desde el exterior?.
Pienso que la tendencia será justo la contraria: profundizar una coordinación entre divisas y reforzar las áreas monetarias, bien con monedas comunes, como el euro, bien con vinculaciones a una divisa marco: las economías dolarizadas de Latinoamérica, los convenios monetarios entre China y Japón. Y sí: con mucha intervención y mucha regulación; con mucho: ‘Ud. tiene que hace esto para mañana porque es beneficioso para el grupo’.
Pienso que nadie se está suicidando, simplemente el modelo se está muriendo, y algo así siempre tiene consecuencias.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.

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