viernes, 13 de abril de 2012

La situación (económica) de las regiones de España

Ahora toca hablar de regiones. Bien, vamos allá, pero agárrense que hay curvas: muchas; y muchos baches: muchísimos; y en los márgenes no hay colocadas protecciones.

No comparto el comentario de la Sra. Presidenta de la Comunidad de Madrid en el sentido de que las regiones fueron creadas en España para integrar a los nacionalismos vasco y catalán, la realidad, pienso, fue mucho más prosaica: repartir lo que hubiera hipotecando lo que hiciese falta.

La Sra. Esperanza Aguirre, desde que el pasado año lanzó la idea de que habían sido transferidas ciertas competencias a ciertas autonomías que estas no podían sostener ha ido atinado, pienso, en una serie de afirmaciones que al respecto de las regiones ha ido realizando. Voy a resumir lo que entiendo se puede deducir de lo manifestado por la Sra. Aguirre desde el ángulo con el que aquí contemplamos las cosas: ciertas regiones no tienen razón de ser porque son insostenibles ya que no se pueden aguantar por sí mismas. Veamos. (¿Por qué me fijo en lo que ha dicho la Sra. Ex Ministra de Educación?, pues porque lo ha dicho alguien que se halla próxima a la gama de colores políticos que inventaron el Estado de las Autonomías, porque, no nos engañemos: se puede contar como se quiera, pero lo cierto es que la administración regional española es un invento de la derecha; y no pasa nada, peor es así).

La LOFCA, que es la Biblia de las regiones españolas ya que la política y las banderas nada significan sin unas finanzas que las sostengan, fue diseñada con un único y exclusivo fin: reducir la desviación estándar de las rentas medias regionales con respecto a la renta media española, en román paladino: aproximar todas las rentas regionales a la renta nacional. (Quienes hablan de política añaden otra razón: crear clientelismos políticos zonales al servicio de los dos grandes partidos nacionales, pero aquí no entro porque de eso no sé).

Es decir, como España -toda España- podía crecer lo que podía crecer y de la forma que podía crecer, se diseñó una administración regional para que las regiones que más creciesen sostuviesen sin límite a las que menos crecían a base de garantizar una mejora cosmética en las menos desarrolladas aún a costa de empeñar su propio crecimiento potencial. En este proceso de dejaron al margen dos regiones por la única razón, pienso, de que sumadas sus economías no representaban ni el 9% del PIB español, si hubiesen representado el 20% las cosas, continúo pensando, hubieran sido muy diferentes.

Insisto porque es importante: pienso con la regionalización de España no se buscó el desarrollo económico español ya que para eso hubiesen hecho falta toneladas de inversión y quintales de fórmulas reorganizativas, sino la mera transferencia de unos hacia otros para que los que recibían se callasen y dejasen de reclamar eso que ahora está tan de moda: reformas estructurales que posibilitasen su crecimiento real. ¿Y por qué?, pues porque ya entonces se vio que había zonas en las que nada había y nada en ellas podía hacerse a fin de poder sacar algo. (Evidentemente, algo así no se explica sin grandes dosis de eso de lo que hemos dicho que no íbamos a hablar).

Mientras España fue bien y más que bien, mientras la economía española jugó en la Champions, mientras todo el mundo hacía relojes, perdón, pisos, que vendía a precios astronómicos, mientras las entidades financieras inundaron con un dinero -mucho del cual no era de aquí- campos y ciudades del reino, mientras los políticos se dedicaron a cortar cintas y a hacerse fotos, mientras … mientras … mientras …, las regiones, muy bien, gracias, pero cuando la música dejó de sonar y se encendieron las luces la verdad de las regiones se puso de manifiesto: un montón no eran sostenibles y las que daban ya no tenían para dar. Vístanlo como quieran, pero esa es la verdad.

Dos temas complementarios y contrapuestos (sí: no es un error: contrapuestos). Por un lado, el PIB de las regiones españolas crece muy poco teniendo en cuenta su déficit propio y la deuda pública que arrastran; por otro, el déficit propio y la deuda de las regiones no menguan, ni de lejos, para revertir los saldos interregionales que lucen. Es un círculo vicioso y perverso. Regiones con enormes carencias mejoraron su situación no desarrollando instrumentos que posibilitaran un cambio estructural que favoreciera su sostenibilidad económica porque, pienso, no era posible tal crecimiento, sino a base de quitar donde había posibilidades de crecer dando por supuesto que, como ‘España iba bien’, quedaría suficiente para que a las que se quitaba continuasen creciendo. Mientras en España se construyeron 700.000 viviendas anuales y cada turista gastó una cantidad de pasta que superaba la inflación en un poquito, todo fue OK, cuando eso dejó de ser así …

Miren el cuadro que viene a continuación. Lo he elaborado con datos de Eurostat y es una foto de lo que las regiones de España son. Es triste, es duro, pero es lo que es.

Mírenlo bien. Recoge el PIB pc de cada región tomando como base 100 el de la UE 27 (a fin de que nadie diga que ‘sólo me fijo en los ricos’) para el año 2010 porque no he encontrado datos desglosados más actuales (al fin y al cabo el 2010 fue un año bueno: los ecos del Plan E). También recoge los saldos interegionales correspondientes al 2005 (el Gobierno de España sólo ha publicado los de ese año y se niega a publicar los de otros aun teniéndolos) corregidos, es decir los de las regiones que reciben fondos de otras constan como negativos y los de las regiones que dan, como positivos: las que reciben les llega un PIB que no generan por si mismas, y las que dan pierden un PIB que es suyo. A lo que llegamos es aun saldo que representaría el PIB real de cada región. (Y si debido a solapamientos varios existe un error de un X%, me da igual porque lo que me interesa es resaltar algo cualitativo).

La columna ‘Saldo Total’, decía, vendría a indicar el PIB real de cada región en relación al PIB medio de la UE 27, es decir, considerando a todos los miembros de la UE: desde Dinamarca a Hungría. Repasen las cifras: impresionan; mucho, muchísimo.

Ahora volvamos al principio. Esa columna ‘Saldo Real’ lo que está indicando es la capacidad real de cada región para sostenerse. Ahora mediten: ¿cuántas son sostenibles?, y no, no entren en si la competencia de ‘Justicia’ sí pueden sostenerla y la de ‘Educación’ no. Pienso que se es o no se es, y para ser a medias mejor no ser eso y ser otra cosa.

Pienso que el gran mérito de lo que al respecto de las regiones está diciendo la Sra. Esperanza Aguirre radica en que ha puesto sobre la mesa un tema tabú que hasta ahora solo abordaban ‘nacionalistas trasnochados’, un tema que al final se ha demostrado que es exclusivamente económico y sin una brizna de política. Olvídense del color político de la Presidenta de la Comunidad de Madrid y tomen como base de discusión lo que dice. Y lo que está diciendo, interpreto, es muy simple: hay regiones que pueden sostenerse por si mismas y otras que no pueden, pero como existen, tienen que alimentar estructuras multiplicadas a lo largo del mosaico regional que se ha creado. Lo triste es que se haya tenido que esperar a que España vaya mal para abordar algo que era evidente desde que nació tal mosaico; ironías de la Historia.

(Y no, que nadie diga que digo lo que digo porque Catalunya va bien; les aseguro que en Catalunya hay comarcas, que en Catalunya existen zonas, que van mal pero que muy mal y que sus expectativas son muy, pero que muy tristes).

Ahora sólo falta que aparezca alguien con un mensaje parecido hablando de los ayuntamientos y municipios.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.

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