miércoles, 18 de enero de 2012

“Nosotros estamos acostumbrados a sufrir. Ustedes, no. Y han hipotecado a los nietos de sus nietos”

Marbella (Málaga) Agosto 2011. Felipe L, colombiano. De profesión, hamaquero. "Esto ya no es lo que era. Han matado ¿cómo lo dicen ustedes? ¿La gallina de los huevos de oro? Hay otros destinos turísticos más competitivos, en calidad y en precio. Ustedes, los españoles, han ido muy rápido en todo. Pisos y más pisos. Los chicos de 18 años dejaron sus estudios para ir al tajo. Los he visto con coches de gran cilindrada recorrer las calles de Marbella y localidades próximas. Además, los padres los han jaleado, animado y aplaudido, porque los han avalado en la compra de pisos...que ahora no pueden pagar. Se han ahorcado en su propia soga. Y los hijos, que yo los he visto, vuelven a casa, porque están en el paro. Muy pocos retoman sus estudios. El nivel de incultura es muy alto. Sé que muchas familias ya han hipotecado el futuro de los nietos de sus nietos ¿Para qué tanto piso, tanta vivienda? Mire a su alrededor, ya no hay grúas y muchos edificios a medio construir, que es lo peor que puede pasar. Dicen que cuesta más dinero destruir que construir. Aquí, en la hamaca, hace tres años la gente venía a las 6 de la tarde y se iba a las 8. Pagaban 4 euros sin rechistar. Hoy nadie rechista, porque ¡mire usted! hay hamacas para regalar. Cuatro euros son cuatro euros y con 2 euros más, comes un menú, la comida de un día. El dinero, que ha corrido por aquí y por otras zonas, alegre y confiado es un bien escaso ahora...."

“...Pero lo peor, para nosotros los inmigrantes, para la mayoría de nosotros, es contraer deudas. Y ya no le digo esa deuda ¿cómo lo dicen ustedes? ¿perpetua? Sí, hipotecar a los nietos de sus nietos ¡Qué disparate! Nosotros lo inmigrantes estamos acostumbrados a sufrir. Ustedes, no. Y sus hijos nada de nada, no tienen ni puta idea de lo que es el sufrimiento. Perdone la palabra, pero es así ¿Inmigración? Yo soy inmigrante y reconozco que el asunto se fue hace tiempo de las manos ¿para qué tantos? ¿y ahora qué? Estamos acostumbrados a sufrir más que ustedes, pero todo tiene un límite ¿No habría sido mejor controlar el paso de inmigrantes? Y yo soy inmigrante ¿Y ahora qué?...”

***

“....¿Y dice que usted trabaja en la Bolsa? ¿No? ¡ahh, escribe sobre la Bolsa por Internet ¿desde cualquier parte del mundo? ¡Ya! así hablo yo con mis papás a Colombia, por Internet ¡qué enorme adelanto y qué coste más bajo! O sea, lo importante es tener la agenda preparada para tener información de primera mano, claro, como yo tengo siempre en mi cabeza el número de teléfono de mis papás! Y usted, claro, llama a sus contactos y luego escribe de lo que le ha dicho. Internet ¡qué buen invento!, como el fuego, como la rueda…”

***

“...Nunca he entendido la Bolsa. Las matemáticas no se me daban bien en la escuela. En mi país veía televisiones americanas y cuando salía algo de Bolsa me aturdían tantos gritos, tantas manos ¿ahora se hace por ordenador? ¿desde aquí, desde la playa se puede comprar y vender? ¡qué adelantos! Nunca he entendido la Bolsa. No entiendo cómo una misma cosa hoy tiene un precio y mañana otro siendo la misma cosa. Sé que la gente juega mucho a la Bolsa, porque se pueden hacer ricos de la noche a la mañana. Pero me da miedo. Tampoco voy al casino. Conozco gente enganchada y arruinados, ellos y sus familias…”

***

Fue a mediados de agosto pasado. Me despedí con un apretón de manos. Apenas pronuncié palabra alguna. Estuve pendiente de memorizar el mayor número posible de los razonamientos de Felipe. Y ahora retomo el día a día y vemos que seguimos en manos de los políticos. Se tiran tiestos a la cabeza, a veces llenos de flores, unos a otros…”


Felipe no se refería a las palmaditas en la espalda de los políticos sino al sufrimiento que conllevan las medidas anunciadas y…las que vendrán. Principalmente del lado del incremento del paro, de la pérdida de competitividad y del aumento de los impuestos. Sí, más aumentos de los impuestos

No hay comentarios :

Publicar un comentario

m