miércoles, 30 de noviembre de 2011

¿Dónde comenzó a ir todo mal?

Tan extraño como buen lugar por donde comenzar a buscar, es un agujero en la tierra cerca de la pequeña ciudad de Waxahachie, Texas; o, para ser más concretos, 17 agujeros en el suelo, cada uno de los cuales lleva a 22 kilómetros de excavación de un túnel abandonado en las duras rocas de Texas, agujeros y túneles herencia de un grandioso proyecto científico, el Desertron.

El Desertron, o el super-colisionador, para dar su nombre científico correcto, se suponía que era la respuesta al Gran Colisionador Hadron del Europeo (CERN) en Ginebra, un gigantesco experimento para investigar las leyes más fundamentales de nuestro universo. Con una circunferencia de 54 millas, podría haber sido tres veces más grande y potente que el proyecto europeo.

Desafortunadamente, también hubiese sido tres veces más caro. En octubre de 1993, para ahorrar los costes estimados en 10.000 millones de dólares, el Congreso de Estados Unidos votó por el abandono del programa en su totalidad, estimando el coste de los trabajos ya realizados en unos 2.000 millones.

Para una generación completa de físicos americanos, esta decisión supuso el fin del futuro esperado de sus carreras.

Para algunos doctores en física aquello fue un golpe muy duro. ¿Qué se suponía que debía hacer entonces? Tenían que buscarse la vida en otra cosa. Y la única solución, para muchos de ellos, fue dedicarse a trabajar en Wall Street, en sitios como, en el gigante banco de inversión Merrill Lynch.

La colisión resultante de científicos brillantes pero ingenuos formados para manipular partículas subatómicas con la de agresivos inversores de bolsa dispuestos a ver nuevos productos iba a ser más peligrosa que cualquier cosa que se hubiese producido bajo la rocosa superficie de Waxahachie o bajo el CERN

De ahí la creación de una asociación de derivados financieros espantosamente complicada: préstamos, hipotecas e inversiones mezcladas en paquetes y vendidas en todo el mundo, algo que casi nadie logró entender, especialmente las autoridades reguladoras.

Cuando estas “armas financieras de destrucción masiva” como las denominó recientemente Warren Buffet, explotaron en el 2008, el mismo Congreso de Estados Unidos que había ahorrado 10.000 millones de dólares en el cierre del proyecto Deserton, tuvo que aprobar un paquete de rescate para el sistema bancario que se estima que ha costado a los tributantes americanos la cantidad de 3.700 billones de dólares.

Si pensamos en el típico trabajador de Wall Street, muchos pensamos que se tratan en su mayoría de hombres engominados, con camisas de rayas, con estudios de económicas y con un teléfono en cada oreja al que responden a gritos. Me temo, que esta imagen es totalmente obsoleta.

Actualmente el perfil más demandado pos los bancos de inversión es el de un doctorado en matemáticas o en física, Una titulación en económicas se considera una titulación demasiado “suave”. Cada vez más las personas en la bolsa son jóvenes, vestidos con vaqueros con pintas de ir a clase. En el sector se les conoce como “quants” (o “cuantitativos” en castellano), diminutivo de “analistas cuantitativos”.

Los “cuantitativos” analizan el mercado con una gran precisión estadística y matemática para predecir los movimientos de precios de las acciones y el nivel de riesgo de la inversión; se sientan en las pantallas y prácticamente no hablan más que en susurros.

Las operaciones se hacen en gran parte por ordenador, cuyos programas han sido diseñados por los “cuantitativos”. Ahora, un 73 por ciento de las acciones en Nueva York se gestionan por un ordenador, también mediante las denominadas “trading de alta frecuencia”, que pueden tener las acciones solamente durante milisegundos o por medio de algoritmos diseñados por los cuántitativos. Los algoritmos son programas sofisticados diseñados para predecir el comportamiento de los mercados.

Hay algo ligeramente escalofriante en esto. Cuando los físicos investigan las leyes del universo, a nadie le interesa y sus sueldos a penas pasan del mileurismo. Pero, cuando buscan las leyes que rigen los beneficios, se encuentran con una marea negra de fieles.

El papel del broker se parece cada vez más al de un piloto en un avión con sistema de control electrónico. El trabajo lo hacen los ordenadores: ellos, por algún motivo los quants son en su mayoría hombres, se sientan frente a las pantallas y monitorizan el funcionamiento, interviniendo solamente en caso de que algo vaya mal.

Robert Harris, el autor del libro “The Fear Index” (y en el cual se basa este artículo), comentaba que hace poco estuvo observando un sistema algorítmico en Ginebra de una operación de fondos de riesgo en la Bolsa de Valores de Nueva York. El ordenador había seleccionado las acciones con las que quería operar. Se comunicaba con el sistema informático del broker en Estados Unidos, que, en cambio, se comunicaba con el intercambio informático que facilitaba la operación. No había ningún humano implicado.

En los 20 minutos que estuvo observando, la máquina había conseguido unos beneficios de 1,5 millones de dólares. Este fondo de riesgo había conseguido un retorno sobre la inversión para sus inversores de más de un 80 por ciento durante los últimos tres años, en un momento en el cual la mayoría de nosotros habemos visto como el valor de nuestras pensiones y fondos bajaban en un mercado a la baja.

A nuestros ordenadores les encanta cuando los mercados entran en pánico, porque cuando la gente entra en pánico, ellos se comportan de manera predecible

Eso es lo que le dijeron. En otras palabras, las máquinas no sienten miedo.

Hay un modo de estimar esta debilidad humana: el ïndice de Volatilidad SP500 (VIX) mide la volatilidad esperada en la Bolsa de Valores de Chicago para el próximo mes, en base a una fórmula matemática complicadísima diseñada por los analistas cuantitativos. Se conoce popularmente como “El índice del miedo”.

En 1965, el fundador de la empresa informática Intel, Gordon Moore, propuso lo que se denomina la “Ley de Moore”: los ordenadores se doblarían en potencia y rebajan los costes cada 18 meses. Esta predicción ha demostrado ser increiblemente precisa.

Para poner un ejemplo: hace poco, en los noventa, los datos experimentales de la CERN se analizaban por medio de un superordenador Cray X- MP/48 que les costó a los científicos 15 millones de dólares. No obstante, la máquina tenía menos de la mitad de potencia de computación que una Xbox de Microsoft, que vale 200 dólares.

Cuando algo continua doblando en tamaño, en este caso en potencia de computación, esto se denomina crecimiento exponencial. Pero como ya había predecido años atrás Moore, el crecimiento exponencial no dura para siempre. Se puede llevar al límite, dijo, “pero, cada cierto tiempo aparece un desastre”.

Nos habían advertido.

Los ordenadores se han convertido en una herramienta tan potente en las operaciones financieras que la implicación humana se ha reducido a los analistas cuantitativos y a sus obsesivos análisis estadísticos. Pero, los programas de ordenador basados en estadísticas, aunque cuenten con análisis brillantes, no tienen lugar para el sentido común.

Los ordenadores predicieron que el mercado inmobiliario de los Estados Unidos subiría para siempre porque las estadísticas demostraban que los precios de la propiedad nunca habían bajado en la historia; y todas las instituciones financieras entraron a lo loco en el mercado inmobiliario americano. Todos sabemos lo que sucedió a continuación: el mercado inmobiliario de los Estados Unidos colapsó, las hipotecas no valían y las crisis de los préstamos hizo caer el resto de los mercados financieros mundiales.

Hace año y medio escribimos por aquí un artículo titulado “Terminator 2010: La guerra de algoritmos, el crash bursátil y la rebelión de las máquinas” intentando explicar el “Flash Crash” de los mercados americanos días antes, unos eventos que sucedieron en tan solo unos minutes nos mostraron una imagen terrorífica de en lo que se habían convertido los mercados modernos. En primero lugar, veamos su escala: se comercializaron 19.400 millones de acciones en ese día, más que en toda la década de los sesenta.

Pero las cifras son desconcertantes: cientos de millones de estas acciones nunca se vendieron en realidad, sino que simplemente fueron poseídas durante unas milésimas partes de un segundo mientras los brokers de alta frecuencia probaban el estado del mercado.

Ellos simplemente probaron, haciendo falsas ofertas de venta o compra de acciones de modo que pudiesen obtener el precio, pero sin realizar las compras.

El problema fue que los ordenadores registraron esas ofertas falsas como ventas reales, y gran parte de esta actividad tuvo lugar en la sección de operaciones online de la Bolsa de Valores de Nueva York, haciendo que esta bolsa se congelase temporalmente. No pudo superarlo, esto había hecho que la cantidad de acciones comercializadas pareciese ser diez veces mayor a lo que era en actualidad.

En pánico, el Índice Industrial Dow Jones cayó aproximadamente 700 puntos en un espacio de 20 minutos, esfumando casi 1.000 billones de dinero invertido. Y de ahí el mundo financiero en el que vivimos: un mundo extremadamente volátil en donde los cambios de un 3 y 4 por ciento al día en los mercados ya es algo normal.

Un mundo de instrumentos financieros extremadamente complicados diseñados para ampliar el riesgo, pero que en realidad han creado una contagiosa falta de confianza; un mundo de comunicaciones instantáneas, en el cual los momentos de pánico se extienden en segundos, un mundo en donde a las mentes más brillantes ya no se le paga para hacer progresos científicos sino para diseñar estrategias económicas que, en su mayor parte, son improductivas y en ocasiones altamente peligrosas.

El físico y novelista C.P. Snow ofreció una ponencia en 1959 sobre lo que el denominaba “las dos culturas”, las humanidades y las ciencias, y el fallo de una al no entender a la otra.

Muchas veces he presenciado reuniones de personas que, siguiendo la cultura tradicional, cuentan con gran educación y sin embargo expresaban su incredibilidad ante la poca cultura de los científicos.

Una o dos veces le he preguntado a la empresa cuántos de ellos podrían describir la segunda ley de la termodinámica. La respuesta era contundente: y también negativa. Estaba preguntando algo que es el equivalente científico a preguntar: ¿Has leído alguna obra de Shakespeare?”

Me parece que ahora hay un tercer elemento que añadir a la lista de Show: los mercados financieros.

¿Cuántos de nosotros sabe lo que es una venta “short-selling”? ¿Y cómo funciona realmente la bolsa? ¿Qué es comprar a mercado o por lo mejor?

Es el Mercado financiero se ha salido del control humano, lo que se ha convertido en una reserva elitista y antidemocrática para los super ricos, y que ataca al planeta como cualquier otro extraterrestre de una novela de H.G. Wells.

El Mercado financiero digitalizado no nos vale: trabajamos para la máquina. Y no creo que nuestros líderes políticos tengan la menor idea de cómo controlarlo.

Así que intenta responder a esta pregunta. ¿Jugarías al ajedrez contra un potente ordenador? entonces ¿por qué juegas contra él en los mercados financieros?

http://www.euribor.com.es/

Caminos

Copio a D. Manuel Machado:

Caminante son tus huellas
el camino nada más.

Se dice -digo-: ‘Cada vez se dicen más cosas: el último informe de la OCDE’ (aquí), sí, pero pienso que ya se están diciendo cosas, lo que sucede es que antes no se decían, ahora sí: se está asumiendo el cáncer.

En España crecerá el desempleo: claro: descenderá la demanda de trabajo; y nos decían que las exportaciones iban a ser el motor de la recuperación, al igual que el turismo. ¿Cómo si los demás no pueden comprar o si no pueden venir porque tienen problemas de renta, de capacidad de endeudamiento?. La recomendación: un contrato de trabajo único y que en cada empresa se negocien las condiciones; vale, ¿y eso hará que la demanda de trabajo aumente?, ¿cómo?; la OCDE no lo cuenta.

Hay quienes se extrañan de las dos velocidades: ¡pero si siempre ha sido así!. El error fue pensar que sólo había una o que sólo podía haber una. Y la convergencia fiscal: se perderá soberanía, autonomía, ya, pero es que el individualismo ya no es necesario, ni conveniente: el individuo será importante en función de lo que aporte al grupo del que forma parte, por ello si un país va mal irá ir mal a aquellos con los que esté asociado. Ni país ni ciudadano: eso pasó: esto es de lo que iba la famosa ‘globalización’.

Pero cada vez se dicen más cosas, con la misma tendencia: a peor, pero cosas diferentes, en sí mismas distintas, conectadas, pero diferentes, como las soluciones parciales que se plantean, de las que se habla. Es como si se estuviese en una campaña de información desinformativa en la que lo único claro es que todo va a peor y en la que cada uno dice la suya sin esperar respuesta posible.

La zona euro, los BRIC, USA y su déficit, la deuda. Todo conectado y a la vez tan diferente. Da la sensación de que no hay un plan para salir de donde se está, que se teje y desteje sin acabar de construir nada. Da la sensación, pero, ¿es así?. Ahora cada cual dice lo que le conviene / lo que cree oportuno decir, hasta que llegue alguien y diga lo que hay que hacer.

Caminante no hay camino
se hace camino al andar.

¿Nos meterán en el-grupo-bueno-del-euro?, ¡ah!, ¿pero habrá grupo bueno?, ¿habrá grupos de buenos y malos?. Si los hay y si interesa que estemos, España estará donde interese que esté: donde interese: como cuando se creó el euro: los PIIGS no debían haber entrado, ahora entrará quienes interese que entren, aunque ni por productividad, ni por desempleo, ni por modelo productivo, ni por cuentas públicas, ni por volumen de deuda total, ni …; pero esas cosas se dejan al margen cuando interesa.

¿Lo que yo pienso?, que transitoriamente puede que se digan muchas cosas, ahora que de verdad se hagan …

¿Para qué llamar caminos
a los surcos del azar…?


Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS. School of Management. Universidad Ramon Llull.

¿Y si China se uniera a la fiesta? Entonces si viviríamos el Apocalipsis 2012

Hay un dicho en bolsa que señala que los inversores no pueden centrarse en más de una crisis a la vez. Si están preocupados por la crisis en Europa, olvidan la posible crisis financiera en EE.UU., o el riesgo de contagio a los emergentes. Es probable que el dicho se ajuste parcialmente a la realidad, y la prueba es que si poco se habla sobre la evolución económica en EE.UU., menos aún sobre una brusca desaceleración en China y su frágil sistema financiero, aunque sus efectos serían enormemente relevantes. Hoy nos centraremos en este tema.

Jim Chanos, uno de los más famosos inversores bajistas del mundo, mil millonario y fundador del Hedge Fund Kynikos Associates Ltd, concedió recientemente una entrevista nada más llegar de un viaje de análisis a Hong Kong y Australia. Esta es la parte más interesante de la entrevista:

Creo que probablemente regreso un poco más pesimista de mi viaje. Estamos realmente preocupados sobre lo que vimos en Australia: Una economía claramente vinculada a China, que ha enganchado su vagón a la cola del tigre. Existe un ambiente de complacencia general. Hemos escuchado por todas partes de los inversores, de los clientes y de los potenciales clientes que “sí, sí, hay algunos excesos, pero el gobierno se dará cuenta de alguna u otra manera”. Eso de que el gobierno es el que todo lo sabe, la entidad omnisciente, no va a impedir que se pierda dinero.

El gobierno chino no tiene dinero, y ese es el problema. El sistema bancario en China es extremadamente frágil, y ese es uno de los mensajes que queríamos transmitir a la gente.

De hecho, lo que pasó en las dos últimas crisis, en 1999 y 2004, cuando la morosidad se volvió loca en China sin siquiera una recesión, fue que el sistema bancario chino no se recapitalizó como lo hizo el de EE.UU., se ocultó el problema. Al entrar en esta expansión crediticia, los bancos chinos están sentados ahora en un montón de bonos empresariales creados en 1999 y 2004, que mantienen en los libros a la par, con su valor total (si los tuvieran que contabilizar a valor de mercado, muchas de entidades tendrían que ampliar capital de forma importante). En el caso del Banco Agrícola de China, en el que estamos cortos, los activos en reestructuración son iguales a más del 100% de su valor en libros. El sistema bancario chino está construido sobre arenas movedizas, y la gente no se da cuenta. Cuando se habla sobre las reservas de divisas de 3 billones de dólares, lo que todo el mundo olvida es que hay pasivos en contra de esas reservas.

Todo el mundo parece pensar que son un talonario abierto y gratis. No lo son. Eso es lo que hemos estado tratando de decirle a la gente. Hay que centrarse en el sistema crediticio del país, porque todo lo que ocurre es a través del sistema bancario.

Sobre la economía china Chanos comenta:

Los precios y las transacciones de las propiedades inmobiliarias están comenzando a desacelerarse. Vimos que esa desaceleración se inició en agosto, y ha continuado hasta noviembre. Las ventas han bajado de un 40% a un 50% interanual. Los precios han caído. Hemos visto perturbación en algunas oficinas de ventas, cuando las personas se sorprendían de que los precios realmente pudieran bajar. Hay un montón de indicadores en este sentido. Hay una sensación creciente de que el gobierno chino relajará su política monetaria. Cabe destacar que el crédito crecerá este año entre un 30 % y el 40% del PIB chino. Si eso es tensionar, me gustaría ver que sería relajar.

Las palabras de Chanos tienen especial relevancia por lo acertado de sus previsiones en el pasado, y porque sus análisis se ven reforzados por una operativa real en el mismo sentido.

De cualquier forma, los mensajes son contradictores. Si bien es cierto que existen claros indicadores adelantados chinos que nos indican una clara ralentización de su economías (PMI manufacturero en China cayó en noviembre por debajo del nivel que indica recesión (48 por debajo de los 50 límite de un sector en crecimiento o en recesión), hay voces autorizadas que afirman que esa ralentización está controlada, y que el aterrizaje será suave: “Creemos que aunque hay problemas en China, están siendo manejados, y la magnitud de esos problemas no aumenta tanto como para provocar una gran desaceleración, como algunos han mencionado”, afirma Bert Hofman, economista jefe del Banco Mundial para el este asiático y el Pacífico.

Morgan Stanley, por su parte, se muestra muy favorable con el mercado chino, y especialmente con sus empresas de consumo. “Esperamos un aterrizaje suave en China y el crecimiento de los beneficios empresariales en este entorno será bueno, pensamos que el mercado está demasiado barato”, afirman. De hecho recomiendan a los inversores posicionarse largos en la región.

De quien tenga razón no solo va a depender la evolución de las bolsas asiáticas, sino de los mercados mundiales, y de la economía real. Si el sector financiero en China es “extremadamente frágil” como afirma Chanos, y corre el riesgo de sufrir un colapso, el efecto que la crisis de deuda en Europa ha tenido sobre los mercados de valores sería simplemente un “bache pasajero” para lo que se nos vendría encima. Esperemos que sea el Banco Mundial y Morgan Stanley los que tengan razón.

lacartadelabolsa

Analisis SAN y BBVA



Si estos días atrás veíamos y comentabamos esas divergencias alcistas en la caída ahora lo contrario.

Ahora bien decimos lo contrario porque se han producido ligeras divergencias bajistas con los máximos vistos ayer en la recuperación. Hemos marcado en el rsi abajo esa zona naranja, son muy pequeñas de ahí que esperamos que las cesiones no vayan mucho más allá de lo visto hasta ahora.

Así por abajo queda clara la primera zona mirando en el muy corto plazo, esos 5.80 euros que vuelven a ser soportes y sería una especie de pull-back visto en la apertura.

Para que todo vaya bien ese nivel de 5.80, bajo esa zona media en giro en 5.73 y topes hacia los 5.65 de vigilancia. De manera que ahí tenemos esos tres niveles a tener en cuenta. Mientras arriba, mientras esas zonas bajas se mantengan a flote podemos pensar en ir a visitar referencias hacia ños 6.10-6.20 euros.

SANTANDER

Vamos a dar un vistazo a su situación de corto plazo.

Ahí recordamos y marcamos las divergencias alcistas vistas el otro día y como ya comentamos
el lunes con la subida hacia los 5.50 euros cumplida, y ahí marcamos también (lo comentado
anteriormente en el Bbva) esas pequeñas divergencias bajistas, ojo son pequeñas pero ahí las
tenemos de manera que esperemos que la cesión vista sea suficiente, de lo contrario sería un
volver a empezar.
Así ahí marcamos esa zona naranja a tener en cuenta como referencias a vigilar de muy corto
plazo. Por arriba las nuevas subidas podrían venir nuevamente con la superación de los 5.55
euros, no obstante en el muy corto plazo habría que verlo sobre la marcha.





http://www.capitalbolsa.com/articulo/81342/el-bbva-sigue-haciendolo-de-libro-.html

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