viernes, 2 de diciembre de 2011

Reflexiones eurísticas

Sugerencia: lean esto (Majority of Economists Still See Deflation Gloom) es una auténtica lección de Economía.

¿Hacia dónde se decía que estábamos yendo?. Los Seis Grandes (Bancos Centrales) inyectando una pasta … que es utilizada por las entidades financieras … para tapar los agujeros que ya tienen y los que van a ir teniendo a medida que vaya venciendo su propia deuda; ¡ah!, y para comprar algún millardejo de deuda pública, que alguna está rindiendo bastante y los Estados tienen necesidades. Vale, pero, ¿qué efecto tiene eso en la Economía?.

Uno muy concreto: ganar unos días, continuar arañando algunas semanas al calendario. No se presta porque la probabilidad de impago es creciente, y cada vez se solicita menos crédito porque quienes lo necesitarían saben que no se lo van a conceder porque a) ya deben la tira, b) a ellos les deben una exageración, c) tienen la capacidad de endeudamiento agotada, y d) cada vez tienen menos pedidos. (Con ese panorama, ¿les darían crédito si Uds. fuesen banqueras/os?).

Se está ganando tiempo (así llevamos tres años y medio) a base de poner parches y de tirar la pelota para adelante, corriendo sin tener un plan para llegar a ninguna parte, aquí y en todas partes, sin admitir (aún) lo evidente: que los recursos son escasos y que la capacidad de endeudamiento lleva años agotada. Y como no se admite esto y no se explica a la población lo que eso significa la ciudadanía, aunque cada vez quiere saber más, continúa esperando milagros, lo que se traduce en aclamaciones como la habida en el reino el 20N. (Señores políticos del mundo mundial: la población no es imbécil, de verdad; les aseguro que si se le explica las cosas sin utilizar razonamientos baconianos de alta metafísica, entienden todo).

Se está ganando tiempo, esperando a mañana, mientras en la cocina se están preparando los platos que nos llegarán en Enero, y, mientras, llega a la calle que entidades financieras y no financieras, europeas, pero no sólo, están diseñando planes para seguir funcionando en una atmósfera en la que el euro haya desaparecido total o parcialmente. Bien, cada uno gasta sus recursos en lo que cree oportuno y estudiar los impactos de la desaparición del euro es una opción, pero pregunto: ¿a quiénes beneficia que el euro capote?, ¿quiénes sacarían tajada de la desaparición total o parcial del euro?.

Se está ganando tiempo para cocinar, pienso, un acuerdo coordinado en el que se contemple toda la deuda y en el que se de solución a base de tachar de la lista a aquella que sea impagable e incobrable; un acuerdo en el que los activos escandalosamente sobrevalorados que guardan las entidades financieras salgan a la luz; un acuerdo en el que se asuma que se tiene que ir a menos, que hay que hacerse más pequeño; en el que se administre lo escaso al margen de colores políticos; en el que lo oculto emerja. Un acuerdo que deje muy claro que no vamos a volver a ‘lo de antes’ porque no puede ser y por lo que es imposible. Un acuerdo que recoja la unión fiscal, la coordinación presupuestaria, el palo a los defraudadores; de entrada en Europa. Un acuerdo que se esplique y en el que no se amague y en el que no desvirtúe entre palabros imposibles y esquinas torcidas.

Volver a lo de antes ya no es posible, y nunca lo será porque lo que lo posibilitó ya no existe. Lo de antes: algo que fue pero que no volverá a ser porque su tiempo pasó. Ahora toca otra cosa, distinta, diferente; una cosa muy distinta y muy diferente, y sí, para la mayoría, más fea, pero es lo que hay. El acuerdo, ese acuerdo del que estamos hablando, supone supervivencia, no alcanzar un paraíso, entre otras razones porque en estos años pasados ya nos hemos comido todos los posibles paraísos de los próximos años.

Pienso que se llegará a ese acuerdo, pero también pienso que lo escrito, a muchos, no va a gustar.

Para meditar. El Estado suizo ya ha fallado el concurso para adquirir 22 aviones de combate de 4,5ª generación y la decisión ha sido adquirir el modelo Gripen de Saab. La razón fundamental que ha llevado al Gobierno suizo a no escoger el modelo francés Rafale o el Eurofighter del consorcio EADS ha sido … ¡el precio!. Para meditar.

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.

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