jueves, 15 de diciembre de 2011

Los eurobonos serían la destrucción de la zona euro en el largo plazo

Existe un amplio consenso entre los analistas del mercado, que una de las dos medidas que terminarían con la actual crisis de deuda (la otra es que el BCE fuera garantista de último recurso), sería la emisión conjunta de euro bonos. O lo que es lo mismo, la emisión de deuda garantizada por todos los países de la unión europea. Estas emisiones servirían para financiar a los países en crisis a un coste mucho menor, con lo que no serían necesarias las fuertes medidas de austeridad que se están implantando, que ciertamente recortan el gasto, pero provocan un deterioro en los ingresos del país por una menor actividad económica, que hace imposible reducir el déficit presupuestario, con lo que se incrementa la necesidad de deuda.

Una de las principales razones que motiva a la unión europea no acometer esta medida -cambien unión europea por Angela Merkel y Alemania- es que así se desincentivaría las necesarias reformas estructurales en las economías de los países en crisis. Es un motivo razonable, aunque hay formas para que convivan los eurobonos, con la reestructuración económica y el rigor presupuestario.

De cualquier forma, al amplio consenso al que hacíamos antes referencias, no se suma el antiguo economista jefe del BCE, Otmar Issing. Issing cree que no es inevitable la emisión de los eurobonos, como muchos otros economistas defienden, y añade:

“Los euro bonos, dando al Fondo Europeo de Rescate una licencia bancaria (de esta manera puede pedir dinero al BCE para comprar bonos sin limitación), creo que habría destruido la zona euro en el largo plazo. Me alegra que no se haya hecho ningún anuncio sobre este tema en la última cumbre europea”.

Issing, antiguo consejero también del Deutsche Bank, fue más allá y criticó la compra de bonos por parte del BCE. “Para mí un banco central independiente debe permanecer lejos de estar involucrado en las decisiones políticas. Una vez que se ha comenzado, es muy difícil salir.”

Yo me pregunto, ¿cree el Sr Issing que la FED, el Banco de Inglaterra, el Banco de Japón, el Banco de China, son independientes? Evidentemente no lo son en un sentido estricto, y tampoco creo que tengan que ser impermeables a las circunstancias un país en cada momento.

Issing añade, “cuando los tipos de interés de los bonos italianos subieron, el gobierno de Berlusconi acordó una serie de medidas en ambas cámaras en un plazo de tres días, lo cual es extraordinario en Italia. Cuando el BCE intervino, y los diferenciales cayeron, la reforma se debilitó. Los economistas lo llaman riesgo moral, que sólo crea los incentivos equivocados”.

Issing pone este ejemplo concreto en el que podría estar de acuerdo, pero ¿qué pasaría si aún a pesar de tomar las medidas adecuadas, los especuladores consideran que se puede hacer dinero intentando sacar a Italia del euro, impidiendo su financiación exterior mediante la presión sobre sus diferenciales de deuda? ¿También estaría de acuerdo el señor Issing dejar la situación a la decisión de los propios mercados?

Issing finaliza su argumento diciendo, “cuando las tasas a largo plazo subieron, los países fueron conscientes de que no podían continuar así, y los gobiernos comenzaron a implantar las medidas de reformas: en España, Italia…Mi crítica más fuerte de la última cumbre fue que hubo un acuerdo, forzado por algunos países, que los mercados no deberían jugar este papel en el futuro. Eso es algo que no podremos evitar. El control político solo, no hará el trabajo”.

Estoy de acuerdo en que el control político únicamente no hará el trabajo, pero Issing defiende, o al menos es lo que entiendo, que sea el mercado el que haga el papel regulatorio exclusivamente, y eso, con todo mi respecto al señor Issing, se ha demostrado en el pasado reciente, que nos ha llevado a las últimas burbujas financieras e inmobiliarias. El mercado no se auto regula. El mercado tiene un interés propio, que en muchas ocasiones, difiere del interés de la evolución económica general, y ahí deben entrar los políticos. Con limitaciones, evidentemente.

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