martes, 8 de noviembre de 2011

Mantra y Realidad

Este mantra que ahora se quiere instaurar en el cerebro de la ciudadanía en general y muy en particular de la española y que ayer comentábamos cuenta hoy con un campo de experimentación muy fértil: los más de cinco millones de personas activas desempleadas que a 30 de Septiembre había en España: ¿quién va a negarse a recitarlo con esa realidad?, y argumentos teóricos no faltan para sostenerlo.

El País del día 29 de Septiembre, en su Pág. 26, publico una entrevista al Prof. Christopher Pissarides, Premio Nobel en el 2010 en la que analiza la realidad laboral española y donde ofrece algunas recetas, entrevista que deben leer. Ya les adelanto que estoy en total y completo desacuerdo con lo que en ella se dice.

Dice el Prof. Pissarides: “Para entender lo que ha ido mal en este país (en España) hay que remontarse a finales de los años setenta y a los años ochenta, cuando se dio a los trabajadores unos poderes y privilegios que la economía no podía permitirse”. Pienso que para entender lo que ha ido, lo que va mal, en este país hay que remontarse al siglo XIV cuando se cercenó la posibilidad de que naciese una genuina burguesía en Castilla, lo que determinó que fuese imposible que en el XVI, formada ya España, eclosionase una preburguesía manufacturera y que llevó a que España malgastase la plata expropiada en sus colonias latinoamericanas.

También hay que remontarse a la primera restauración borbónica que dio paso a décadas de oscuridad que hizo que en el siglo del positivismo España continuase sumida en un terratenientismo caciquil y retrógrado con unas precarias, dispersas y a todas luces insuficientes manchas de industria dependiente de la tecnología exterior.

Eso llevó a definir un submodelo económico que crecía a base de subemplear factor trabajo, a subemplearlo por parte de unas ‘empresas’ con unas tasas de inversión ridículas y que se sabían dueñas de un mercado interior -incluyo a las entidades financieras-. Es decir un submodelo que jamás apostó por la productividad porque no era rentable conseguirla.

El Prof. Pissarides no menciona a los terratenientes andaluces que invertían sus ganancias, fuesen pocas o muchas, en deuda pública en vez de mejorar los rendimientos de sus campos, ni que la industria catalana pagase a espías para copiar tecnología exterior, ni que la mecanización del campo español empezase a los 1960s, ni que la emigración masiva fuese la forma de mantener un nivel de desempleo aceptable en esos 1960s y 1970s, ni que todos los booms de la economía española en los últimos cincuenta años han estado asociados al ladrillo. Y tampoco que esos poderes que se dio a los trabajadores españoles se les dio para comprar la paz social y para no abordar lo que, de verdad, hubiese sido necesario abordar: que España era lo que era y no era otra cosa.

Dice el Prof. Pissarides que está a favor de apoyar a los trabajadores “sólo si la economía se lo puede permitir”. ¿Sabrá el Premio Nobel que ni en sueños se hubiese alcanzado el nivel de crecimiento que en muchas zonas del planeta se ha alcanzado -en España en particular- si en estas dos décadas pasadas no se hubiese apoyado a los trabajadores?. La frase completa del profesor es demoledora: “Estoy a favor de apoyar a los trabajadores, de aumentar las rentas y de adoptar medidas para reducir la pobreza, pero solo si la economía se lo puede permitir”.

¿Conocerá Mr. Pissarides que entre 1996 y el 2006 los salarios reales en España crecieron el 0,7% y que prácticamente todo el consumo que todos esos asalariados generaron lo generaron a base de crédito; un crédito que les fue concedido para que consumieran y para que el PIB aumentase, mientras que aquel tejido al que antes nos hemos referido quedaba igual: con una productividad patética a la que ahora tenían que sumarse cinco millones de inmigrantes traídos para … mantener bajos unos salarios y unos costes de producción que permitiesen beneficios crecientes que no eran reinvertidos en … ¡efectivamente!: mejorar la productividad.

También dice que cuando la economía empezó a contraerse “los empresarios encontraron una excusa para no crear el empleo fijo esencial para incentivar una mayor productividad y una mejor formación”; pero es que gran parte del PIB que España genera es cíclico, temporal y dependiente de un muy reducido número de subsectores; es decir, la ocupación tipo del submodelo español es temporal. El gran logro de la legislación que a partir de 1984 generalizó el empleo temporal fue el permitir que pudieran ocuparse, temporalmente, una enormidad de personas que, de otro modo, hubiesen estado permanentemente desempleadas. Porque lo terrible del caso es que el actual Sr. Ministro de Trabajo tuvo toda la razón cuando dijo que es mejor un trabajador ocupado temporalmente que uno parado.

El Premio Nobel de Economía del 2010 es partidario de un contrato único y dice que “Los puestos de trabajo los crean los empresarios privados, y llegarán cuando se recupere la confianza en la economía”. Pero se olvida de algo: de que la empresa española tipo es superdependiente del crédito y que el conjunto de las empresas no financieras arrastran unas deudas de 1,2 billones de euros. ¿Realmente una empresa así: poco o muy poco productiva, que necesita el crédito para sobrevivir (y muchas hasta del fraude fiscal), y endeudada hasta las persianas, puede crear mucha ocupación aunque se implante un contrato de trabajo único?.

El Prof. Pissarides es un experto con mayúsculas que habla para países que, pienso, nada tienen que ver con España: dice que los sindicatos en Escandinavia tienen más poder que los españoles pero tienen un sentido cooperativo que, de lo que se deduce por lo que apunta, piensa que los españoles no tienen. Posiblemente, pero cuando dijo eso seguro que no recordó que cinco años antes de que los españoles se matasen entre sí con saña en su última guerra civil en Suecia burguesía y sindicatos habían firmado unos acuerdos que aquí aún suenan a economía ficción.

Y por encima de todo lo siguiente. Cuando ‘España iba más que bien’ y la tasa de desempleo española (con una tasa de actividad del 59%) era de un maravilloso (?) 7,8%, ¿dijo el Prof. Pissarides todo lo que ahora dice sobre el mercado de trabajo español?. La pregunta no tiene trampa: ignoro si lo dijo o no.

Insisto: lean esa entrevista.

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.

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