miércoles, 31 de agosto de 2011

(re) Exile on Main St.

Me escribe un lector en relación a mi texto aquí con el título que arriba aparece:

“¿Se acuerda usted cuando pagábamos por un CD de música 3.000 pesetas o más de veinte euros? Todavía los seguimos comprando de vez en cuando. Pero obviando las redes P2P, hoy paga una pequeña cuota y tiene a golpe de ratón la posibilidad de acceder a millones de temas de música al momento, sin que ocupe espacio en su disco duro ni en ninguna otra parte de su habitación. Se han ahorrado los costes de fabricación, etiquetado, distribución,... con todos los márgenes de los distintos profesionales intervinientes en el proceso. Lo cierto es que lo que tienes que pagar por este acceso aún es alto ya que a las compañías no les ha costado casi nada poner en la nube su constelación musical y con ello reciben un dineral en beneficios. Aplique este principio a miles de aplicaciones de la vida diaria, a mucha gestión administrativa, a parte del aparato productivo.

Si bien es cierto que somos y seremos más pobres también es que la gestión es cada vez más eficiente, necesita menos recursos (también menos personas), las aplicaciones informáticas han alcanzado un desarrollo formidable y la alfabetización en la red de la gente va a más (pocos son los jóvenes que no están de una u otra forma conectados a la misma).

Antes usted iba a una agencia de viajes y contrataba un servicio por el que esta se quedaba con un margen enorme. Ahora me conecto con una persona que me han recomendado en Tanzania, ella se encarga se prepararme la subida al Kilimanjaro y yo sólo compro los billetes de avión aprovechando la mejor oferta en internet. Preparado de esta forma el viaje me sale ¡cinco veces menos! que con la vía tradicional. Ahora hay empresas que gestionan viajes de aventura, lo que quiere realmente decir viajes baratos haciendo lo mismo que hago yo (hacer dos llamadas de teléfono) creando una página web con bonitas imágenes.

Las oportunidades de negocio que abre la red, la competencia global, las nuevas aplicaciones informáticas, toda la literatura en materia de gestión y ahorro de costes (las empresas buscan a expertos en ello), la mayor eficiencia de las energías renovables, la adaptación de las empresas a esta realidad,...también representan un balón de oxígeno para seguir viviendo bien e incluso mejor.

Respecto a los gastos del Estado. Bueno, con una auditoría al céntimo de sus gastos, donde se discriminen los gastos estrictamente necesarios de los que no, que evite el despilfarro y la corrupción, las duplicidades y sobrecostes podríamos mantener los actuales servicios. Recuperando el impuesto sobre el patrimonio, luchando contra el fraude fiscal y racionalizando la Administración Pública se podrían hasta mejorar los servicios a los ciudadanos. Eso sí, la gente tiene que protestar y meter la suficiente presión para que el grueso de medidas no recaiga sobre la clase media, que hay montañas de dinero en los paraísos fiscales, debajo del colchón y en cuentas opacas a los que se les podría meter mano. ¿Nos hemos olvidado de esa iniciativa de sustituir el dinero de curso legal por el uso de tarjetas o grabar las transacciones financieras?

Muchas herramientas, muchos profesionales preparados, mucho potencial de crecimiento, mucho por analizar y mejorar para simplemente abandonarnos en una actitud fatalista”.

Le respondo:

“Pero los rábanos no han bajado de precio y la carne sí, pero tiene más agua, y el pescado también, pero contiene más sulfitos. Con menos se podrá obtener más, pero ya no se podrá ni soñar con ese Ferrari que nos decían que había que tener para ser felices. (Y eso sin considerar que gran parte de la población activa ocupada de un subsector que ha encontrado ocupación en otro se halla peor remunerada de lo que lo estaba).

La madre de una amiga mía voló de Belfast a Londres por 50 p. (luego se tuvo que gastar tropecientas veces más en llegar a su casa en Lincoln, pero eso es otra historia: si el vuelo le hubiese resultado más caro tal vez no se habría desplazado a Belfast). Un turista hubiese podido pagar lo mismo, pero un sándwich en la panadería de Harrods le hubiera costado lo mismo que si hubiera tenido que pagar más por el viaje. El truco de bajar el precio de los billetes estriba en que mucha más gente se mueva y consuma mucho más en destino, pero ello sólo ha sido posible cuando la capacidad de endeudamiento crecía; a medida que esa capacidad vaya descendiendo y acompañando al aumento del desempleo y a la caída de la renta disponible, la baratura de los viajes pasará a un cuarto plano (ya no metamos en la ecuación el aumento de los precios del crudo). Esa es la razón por la que pienso que el turismo masivo en España tiene los meses contados.

La Galaxia Inet abre muchas posibilidades, muchísimas, pero pienso que sólo para aquello que sea verdaderamente necesario (a diferencia de estos años pasados en los que todo tenía cabida).

No, los actuales servicios públicos no son mantenibles porque la estructura de esos servicios parte de que los ingresos del Estado siempre van a crecer y siempre van a hacerlo por encima del incremento del gasto público, y eso ha dejado de ser así. Por un lado los servicios son cada vez más caros de administrar, por otro el nivel de población es el que es, por otro más, cada vez hace falta menos población para generar el PIB que haya que generar. Eficientizando el gasto se conseguiría que los recursos con los que se cuenta diesen para más, pero ello no compensaría la tendencia decreciente de los ingresos y la demanda creciente de servicios. No, con su estructura actual el tándem ‘servicios-ingresos’ no es sostenible (lo más gordo es que eso ya se sabe desde mediados de los 70), si a eso añade que ya no es necesario mantener ninguna paz asocial en ninguna Guerra Fría …

Actitud fatalista, ¿nos extraña?: cada vez menos profesionales con mayor preparación van a ser precisos, pero las personas en sus discos duros recuerdan cuando un licenciado acaba sus estudios con dos ofertas y podía escoger”.

(Curioso. Que la Constitución indique que es objetivo ineludible la consecución del equilibrio presupuestario favorece el que los mercados estén tranquilos, pero que se someta a referéndum la modificación de la Constitución -un texto que para existir precisa del refrendo popular- los excita y exacerba. Entonces, ¿exacerba y excita a los mercados lo que el pueblo pueda opinar sobre el déficit o cualquier cosa que hoy el pueblo pueda opinar?).

(Lo copio de la Pág. 13 de El País de ayer porque el original aún no ha salido: “Las reformas principales deberán darse en el área del mercado de trabajo, ya que la regulación existente hace que tengamos un mercado muy rígido. Una negociación colectiva y una legislación laboral excesivamente rígidas han impedido que las empresas pudieran ajustarse a la caída de la actividad económica reduciendo las horas trabajadas o adecuando los salarios”. Pertenece a las memorias del Sr. Mariano Rajoy.

Pienso que vale la pena resaltar lo dicho en otros momentos: la apuesta por el recorte, por el ajuste, por la reducción, no por el crecimiento, ¿porque no es posible?. Y muy importante: el Sr. Rajoy apunta a la reducción salarial como vía de adecuación a la caída de la actividad económica, pero, al menos en este párrafo, no se dice nada en relación al incremento de la inversión y a la mejora de la organización a fin de ganar productividad; de nuevo, ¿porque no es posible?. En este párrafo se está haciendo una apuesta: seguir con el modelo productivo conocido reduciendo costes laborales y favoreciendo las estrategias de la demanda de trabajo, pero no por un cambio de rumbo, ni total ni parcialmente; otra vez, ¿porque es imposible?. Pienso que es un mensaje parecidísimo al que podría lanzar el actual Gobierno, de hecho podría ser mañana su mensaje 2.0. ¿Qué todo cambie para que todo siga diferentemente igual?.

(Mañana, a las 18:30 h y en el marco de las 12ª Escuela Internacional de Verano organizada por UGT Asturias y por la Fundación Asturias, daré una conferencia. El lugar: la Escuela Superior de Arte de Asturias, en la Plaza de Camposagrado s/n de Avilés. La entrada, libre. Si se animan, ya saben).

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

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