martes, 10 de mayo de 2011

Industria acota la potencia máxima de los huertos solares para evitar otra burbuja

Primero limitó las horas con prima. Y ahora busca evitarse sorpresas en el volumen de producción. Miguel Sebastián no quiere otra burbuja fotovoltaica y ha estrechado todavía más el cerco sobre los huertos solares. Según explican a este diario fuentes del sector, el Ministerio de Industria ha exigido a los parques que comuniquen cuál es la máxima potencia eléctrica que pueden generar, la denominada potencia pico. Su objetivo es controlar que ese umbral no se sobrepasa mediante la sustitución de los paneles antiguos por placas más modernas y eficientes, que permitan aumentar la producción y, por lo tanto, las subvenciones.

Un recurso tecnológico al alcance de los promotores, que han visto cómo el precio de los paneles se ha abaratado un 50% desde 2008. El cambio masivo de las placas, opción que no es ilegal ni constituye fraude alguno, daría al traste con el ahorro en primas que busca el Ejecutivo. La nueva norma supone una reducción de los subsidios en torno al 30% entre los años 2011 y 2013. “La gestión se está haciendo por dos vías. En primer lugar, a través de las consejerías de las comunidades autónomas, que aseguran que una orden ministerial les obliga a consignar ese dato. Y, en segundo, vía CNE”, explican estas fuentes.

El problema era avanzado por la Asociación de la Industria Fotovoltaica (Asif) en septiembre del pasado año. En una carta remitida al Ministerio, se advertía de los problemas de la llamada repotenciación. “Se pueden aumentar los paneles solares de una planta sin modificar la potencia nominal de la misma”, lo que “permite aumentar sus horas de funcionamiento, su producción eléctrica y, consecuentemente, su retribución, en un orden de magnitud que puede superar el 60%”, se aseguraba entonces, recordando que ampliar la potencia sólo requiere de la autorización autonómica.

Industria da el primer paso para acotar esa posibilidad. El Gobierno aprobaba a finales de noviembre un nuevo marco normativo para el sector, fijando una limitación en las horas de funcionamiento de las instalaciones con derecho a prima durante los próximos tres años. Según los cálculos del ministro, la rebaja permitiría ahorrar 600 millones en ayudas. Los afectados estiman que la medida tiene efectos retroactivos y ya se han movilizado. Como publicaba ayer este diario, 15 fondos internacionales preparan una demanda de 400 millones de euros contra el Estado español ante un tribunal de arbitraje internacional. Los españoles amenazan con “inundar de recursos” el Tribunal Constitucional.

La ecuación perfecta

La repotenciación podría ser una segunda burbuja fotovoltaica, tras la generada por Industria con las generosas primas concedidas por el Real Decreto 661/2007 y la autorización de 3.500 megavatios solares. Es la ecuación perfecta: tarifa alta, paneles baratos y rentabilidades mucho mayores sobre las originales. “Con supuestos moderados hay estimaciones de que, en el plazo de dos años, el incremento de coste así generado superaría los 1.700 millones de euros”, aseguraba Luis Albentosa, consejero de la CNE en un voto particular. Sin resolver esa “anomalía”, el Gobierno no debería modificar la retribución de estas energías, exponía.

Y echaba sus propias cuentas. Según sus datos, los huertos acogidos al 661/2007 tenían fijada una retribución de 1.358 horas. Sin embargo, el número de horas registradas por este tipo de instalaciones en 2009 fue de 1.650, más de un 20% por encima. Un exceso de producción que el consejero atribuía a la mejora tecnológica. “Las placas nuevas estarían siendo retribuidas como si fueran de las antiguas, provocando un aumento considerable del coste del régimen especial”, subrayaba el voto particular. Otro de los consejeros, Jaime González, estimaba que, gracias al factor repotenciación, las fotovoltaicas cobraron ese año 370 millones de euros por encima del límite de producción estimado.

Como apuntaba Asif, la limitación de tiempo no soluciona el problema, ya que no evita que “las instalaciones que operen con menos horas que las máximas fijadas aumenten su potencia pico hasta conseguirlas, aumentando con ello su retribución y su peso en la tarifa eléctrica”. Sin contar con que, según se argumenta tradicionalmente desde la asociación, tampoco parece razonable limitar la capacidad de las plantas para incorporar las nuevas tecnologías y modernizar sus plantas. Para resolver el dilema, modelos como el alemán tienden a ponderar la tarifa entre la potencia original y la de ampliación.

fuente: http://www.elconfidencial.com/en-exclusiva/2011/industria-acota-potencia-maxima-huertos-solares-20110509-78450.html

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