domingo, 21 de febrero de 2010

IKEA vs. Abertis: Una analogía para entender el conflicto de Google-Telefónica

Hace unos días el presidente de Telefónica se descolgaba con unas declaraciones en las que pedía a los buscadores como Google, que le pagaran por usar sus redes y ganar dinero sin que las telecos vieran un duro. Uno puede entender esas declaraciones como una gañanada de alguien que no conoce el negocio por el que se está moviendo (parece que es más ducho en meter la mano en la caja cuando tiene ocasión) y que, dentro de lo que cabe, es su empresa y oye, por pedir que no quede.

Lo preocupante empieza cuando el Ministro de Industria de este país se posiciona claramente con los postulados de Telefónica, y no solo eso sino que se va a Europa a defenderlos a capa y espada.

El problema surge cuando mucha gente que no sabe de que va el tema te comenta eso de “oye, igual tiene razón que estos de Google se están forrando“, y cuando les intentas explicar algo sobre la neutralidad de la red y como esta medida atenta claramente a la misma y que no se debería discriminar el tráfico por contenido escuchas cosas como “una operación a distancia debería disponer de más ancho de banda que un correo electrónicoleído en el diario Público, confundiendo aqui neutralidad con ancho de banda.

Así que para intentar explicar un poco las cosas se me ha ocurrido esta analogía que quizá esté mas cerca de lo que la gente conoce…

La analogía: IKEA vs. Abertis

(disclaimer: uso los nombres de IKEA y Abertis por ser conocidos, pero todo lo contado a continuación es prácticamente ficción)

Resulta que cuando IKEA se instaló por primera vez en la península lo hizo en Badalona en 1996. Dado lo atractivos que resultan los muebles de IKEA para mucha gente (por precio, calidad y por el gustillo de hacer las cosas uno mismo) pues muchos se decidieron a coger su furgoneta y hacerse una panzada de kilómetros hasta la tienda de IKEA para llenarla a los topes.

Esta gente tiene la posibilidad de ir por una carretera normal o ir por una autopista, por esta última irás más rápido pero sabes que pagarás más, pero el problema no está ahí.

El problema surge cuando Abertis, la principal concesionaria de autopistas de España se da cuenta de que IKEA se está forrando ya que tiene una única tienda en la península y hace que sus usuarios usen sus autopistas para llegar a su tienda. Es decir, desde el punto de vista de Abertis IKEA basa su negocio en sus redes de comunicación, sin las cuales los usuarios no podrían llegar a su tienda, y además lo hace sin pagarle un duro. Por lo que un día su presidente monta en cólera y sale diciendo barrabasadas por televisión. Pero Abertis se olvida de unos pequeños detalles:

  1. Las autopistas de Abertis las ha construido realmente el estado, solo han pasado a manos de Abertis después de un proceso de privatización sobre el cual, como casi siempre, surgen serias dudas de amiguismo
  2. Los usuarios de la autopista no conducen por el gusto de conducir, conducen porque quieren llegar a un sitio. Si IKEA no hubiera abierto una tienda a muchos probablemente ni se les pasaría por la cabeza hacer una panzada de kilómetros en una autopista
  3. Los usuarios de las autopistas sí pagan por circular por ellas, por lo cual Abertis sí se está lucrando con la llegada de IKEA a España

Viendo los puntos anteriores, y si lo pensamos fríamente, tal vez sería más adecuado que Abertis le diera parte de sus beneficios a IKEA ya que con su sola presencia la gente se anima más a hacer kilómetros en sus autopistas.

Pero claro, en esto sale el Ministro de Fomento y dice algo así como que “defiende en la UE que se estudie la creación de una tasa para los fabricantes de muebles” y que “evidentemente si las autopistas recibieran algún tipo de compensación, esos ingresos adicionales serían útiles beneficiosos trasladables a los usuarios

Y ¿como piensa Abertis conseguir que IKEA le pague por los coches que pasan (pagando, no lo olvidemos) por su autopista?, pues cuando pases por su peaje te preguntarán para donde vas para pasarle la minuta correspondiente a IKEA. ¿Y si IKEA no entra por el aro y no quiere pagar?, pues pondremos un peaje extra para los que vayan a IKEA, o los desviaremos por la cabina de peaje más lenta, para que se chinchen, o los desviaremos por una autopista más larga, etc. Todas estas medidas que acabamos de contar atentarían contra la neutralidad de la vía, es decir, que una vez que estamos dentro de una autopista un coche es igual a otro, da igual su origen, su destino o el número o tipo de personas que viajan dentro, todos son tratados de igual manera por la concesionaria de autopistas.

Se le olvida a Abertis que ella también podría intentar abrir tiendas de muebles, si piensa que tanto chollo es (es más en el pasado parece que abrió una tienda llamada Terra que no tuvo mucho exito), aunque también a IKEA le podría dar por hacer autopistas (bueno, esto no es tan descabellado cuando en Coruña van a pagar el nudo de accesos al polígono en el que se asienta la futura tienda).

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